INFERTILIDAD MASCULINA
La infertilidad masculina es la incapacidad de fecundar por parte del varón a una mujer. Es un trastorno cada vez más frecuente, pues la función reproductora es especialmente sensible a cualquier factor adverso como estrés, tóxicos, carencias nutricionales o radicales libres.
Las células reproductoras son las más delicadas de todo el organismo. En los casos de exposición a tóxicos, desnutrición, ascensión a lugares muy por encima del nivel de mar, etc., el organismo puede que no manifieste trastorno alguno, pero la fertilidad se resiente de inmediato.
El tejido testicular se compone de dos tipos de tejidos, las células de Leydig y los túbulos seminíferos. Las células de Leydig se encargan de producir testosterona mientras que los túbulos seminíferos producen espermatozoides.
Unas dosis bajas de toxicidad que no producen cambio alguno en las células de Leydig, son capaces de atrofiar los túbulos seminíferos. De este modo, aún formando parte de un mismo órgano, las células reproductoras son mucho más delicadas que el resto de tejidos adyacentes.
La infertilidad masculina es el resultado de muchos parámetros. Por lo tanto, a la hora de mejorar la fertilidad masculina deberemos tener en cuenta:
- – Volumen del eyaculado
- – Recuento espermático
- – Movilidad
- – Morfología
- – Vitalidad
- – Reacción acrosómica
- – Fragmentación del ADN
- – Bioquímica (fructosa, citrato, carnitina, zinc, fosfatasa ácida)
- – Presencia de leucocitos
El volumen del eyaculado: Es la cantidad de semen expelida, la cual debe ser suficiente como para servir de vehículo a los espermatozoides. Les proporciona suficiente fluido en el que nadar. El volumen de eyaculado depende principalmente de la secreción de testosterona y del tiempo de abstinencia sexual, cuanto mayor haya sido este, tanto mayor será el volumen eyaculado. El volumen de eyaculado considerado normal se haya entre los 2 y los 6 ml.
El recuento espermático: Es la cantidad de espermatozoides por cada ml. de eyaculado. Se considera que un recuento espermático de 20 o incluso 15 millones por ml. es satisfactorio. Pero no es realmente cierto, tales cifras pueden ser suficientes para producir el embarazo en una mujer, pero no representan ningún ideal de salud ni de virilidad, pues un recuento óptimo debería ser de 200 a 250 millones (como aparece en los manuales de andrología de hace medio siglo).
Debido al deterioro de la calidad espermática que han ido experimentado las sucesivas generaciones como consecuencia de la contaminación ambiental y alimentaria, los valores de referencia han sido modificados a la baja. El hecho de que un valor sea frecuente, habitual o predominante en una población no quita el que esto sea anormal y patológico.
La movilidad: Es otro aspecto muy importante. Los espermatozoides deben ser activos y veloces para poder alcanzar la meta antes de que se les acaben las provisiones (líquido prostático y fructosa). La movilidad se puede evaluar desde varios puntos de vista. En primer lugar debemos considerar el porcentaje de formas móviles, que no debería ser inferior al 90% aunque para conseguir fecundar a una mujer, un 50% de formas móviles puede ser suficiente. Además de ello, importa el tipo de movimiento que describen los espermatozoides que debe ser rectilíneo en condiciones ideales y nunca errático o cíclico (espermatozoides que dan vueltas sobre sí mismos). Por último, es importante la velocidad de progresión lineal, la cual viene expresada en micrómetros por segundo.
La morfología se centra en el estudio de las formas anómalas que en cualquier caso son inviables. Un elevado número de formas anómalas reduce drásticamente la probabilidad de que el óvulo sea fecundado.
Otro factor a considerar es lo que se denomina vitalidad espermática, que es el porcentaje de espermatozoides vivos. Un gran número de espermatozoides muertos indica infección o intoxicación en los órganos genitales.
La reacción acrosómica, debemos resaltar la importanciade esta prueba: el espermatozoide para poder traspasar la membrana del óvulo utiliza enzimas proteolíticas presentes en el acrosoma (cabeza del espermatozoide), como la tripsina, la acrosina y otras como la hialuronidasa. Entre las tres son capaces de degradar parte de la membrana celular del óvulo, creando un orificio y “colándose” dentro. Muchas veces el tan deseado embarazo no se produce debido a que la reacción acrosómica no se verifica correctament, lo cual puede pasar desapercibido si no se realiza dicha prueba.
Fragmentación de ADN: Determina el grado de rotura de las cadenas de ADN presentes en la cabeza del espermatozoide (acrosoma). Cuando el grado de deterioro del ADN es superior a un 16%, el esperma se halla bastante alterado. Un alto índice de fragmentación de ADN suele indicar unos niveles elevados de radicales libres.
La bioquímica seminal: nos revela si existe alguna carencia nutricional o déficit de secreción androgénica. La fructosa, el ácido cítrico y la fosfatasa ácida son directamente proporcionales a la secreción de andrógenos como la testosterona y la dihidrotestosterona. Nos indica si existe un déficit de Zinc o Carnitina.
La presencia de leucocitos nos indica infección.
Mejorar la calidad del esperma:
Debemos empezar mejorando el estado del organismo en general, para lo cual siempre debemos eliminar los patógenos a través de la Terapia de la Dra. Hulda Clark: con una limpieza intestinal, una limpieza renal, para tener las vías de eliminación de tóxicos bien limpias.
Posteriormente procedemos a la eliminación de tóxicos del organismo, ya que en todos los casos de infertilidad testados el bloqueo más importante viene por la presencia de toxicidad (orgánica y genital), junta con la presencia de patógenos.
Los Metales como el oro, el cobre y el mercurio se acumulan en los órganos reproductores, debilitándolos, pudiendo afectar al balance hormonal, la movilidad del esperma como afirmaba la Dra. Hulda Clark.
Asimismo, es importante sustituir de la boca todos los empastes de amalgama por composite, y extraer las piezas endodonciadas ya que estas son fuente de bacterias anaerobias que pueden interferir en nuestra correcta función reproductora. La Dra. Hulda Clark también citaba como “enemigos de la reproducción humana” a parásitos, bacterias y virus.
Es importante complementar con determinados suplementos:
- Arginina: Es fundamental para la función reproductora masculina debido a que es la precursora de las poliamidas espermidina y espermina, las cuales, como bien indica su nombre, se encuentran en una alta proporción en el semen. La arginina mejora el recuento espermático, pero sobre todo la movilidad. Una dosis de medio gramo a un gramo fuera de las comidas produce una gran mejoría.
- Vitamina C: Es un importante antioxidante y evita que los espermatozoides se aglutinen, protege el material genético de los espermatozoides, reduce así la fragmentación del ADN. La vitamina C incrementa el recuento espermático:
- Una dosis de 1 gramo con cada comida principal.
Es importante eliminar previamente metales pesados del organismo y patógenos que inhiben la absorción de esta vitamina como de otros complementos y fomentan su oxidación, y el efecto deseado disminuye notablemente, inhibiendolo.
- Selenio: Protege frente a los productos derivados de la peroxidación lipídica al aumentar la actividad de la enzima hidroperóxido fosfolípido glutatión peroxidasa y además forma parte de una selenoproteína denominada queratinoide, responsable de la integridad del flagelo (cola del espermatozoide). Los testículos son el órgano del cuerpo con mayor concentración de selenio. La dosis eficaz es de 200 mcg diarios.
- Coenzima Q10: La coenzima Q10 actúa protegiendo frente a los radicales libres y además es esencial para la producción de la gran cantidad de energía que consumen los espermatozoides en su frenética carrera hacia la meta. Por ese motivo la coenzima Q10 aumenta la motilidad espermática. Una cantidad de 60 mg. En cada comida producirá resultados muy satisfactorios.
- Vitamina B12: Se halla implicada en la síntesis de ADN y la maduración de los espermatozoides. La vitamina B12 eleva sustancialmente el recuento y la motilidad espermática. El ácido fólico potencia este efecto, por eso recomendamos en el desayuno el complejo de vitaminas B.
- Zinc: Mineral implicado como cofactor en más de 200 reacciones. El déficit de zinc produce hipogonadismo, impide la maduración sexual y reduce los niveles de testosterona.
La suplementación con zinc aumenta los niveles de testosterona en los casos en los que se hallan bajos y además aumenta el recuento espermático. El zinc refuerza los sistemas de defensa antioxidante del organismo al aumentar la actividad de la enzima superóxido dismutasa. La dosis será de 30 mg. de gluconato de zinc con el estómago vacío.
- Vitamina E: Ejerce unos efectos positivos sobre la función reproductora en ambos sexos. Siempre se la denominó la “vitamina de la fertilidad”. La vitamina E actúa protegiendo frente a la peroxidación lipídica, lo cual es de capital importancia toda vez que las membranas celulares de los testículos y de los espermatozoides son muy ricas en lípidos y fosfolípidos muy proclives a la oxidación.
Los productos resultantes de la peroxidación lipídica se conocen como especies reactivas del ácido tiobarbitúrico, siendo la más abundante el malondialdehido, de efectos teratogénicos (es decir, induce la formación de células aberrantes). La vitamina E también incrementa la movilidad espermática. La dosis recomendable es de 800 U.I. diaria.
- Carnitina: Aumenta la movilidad de los espermatozoides tras unos 3 meses de tratamiento. La carnitina es esencial para una correcta maduración de los espermatozoides mientras se hallan aún formándose en los epidídimos pues en dicha etapa su fuente principal de energía son los ácidos grasos, los cuales no pueden entrar en la mitocondria celular sin la intervención de la carnitina. La L-carnitina también aumenta el recuento espermático: La dosis eficaz es de entre 3 y 4,5 gramos diarios repartidos en tres tomas con el estómago vacío.
- Taurina: Aumenta la secreción de testosterona y mejora numerosos parámetros relacionados con la fertilidad masculina.
Como los espermatozoides tardan tres meses en salir al exterior desde que comienzan a formarse, por lo tanto para comprobar la eficacia de un tratamiento deberemos esperar al menos 3 meses para que los efectos de los suplementos se reflejen en la analítica.
Se puede mejorar la fertilidad masculina reduciendo la actividad sexual a 1 día por semana, ya que para producir esperma, el organismo requiere grandes cantidades de zinc, selenio, carnitina y fosfolípidos, por lo que la eyaculación diaria contribuye al agotamiento de dichos nutrientes, si no se restituyen mediante suplementación.
En esta web no recibirá consejos médicos, pero sí pautas basadas en la Naturopatía, la nutrición ortomolecular y la bioresonancia. Por favor, consulta a su médico para consejos médicos. También le informo que los consejos dados no implican necesariamente que la medicina oficial esté de acuerdo con ellos. Los testajes y mediciones que realizamos no son análisis clínicos ni pruebas médicas y no tienen porqué coincidir con éstos: simplemente están basadas en la bioresonancia y en las investigaciones de la Dra. Hulda Clark. Nuestros resultados están basados en el testaje con el sincrómetro. Nuestro objetivo es ayudar a los clientes en su camino hacia la salud. Por esta razón también testamos productos, y aportamos conclusiones legalmente no relevantes sobre la calidad de los mismos. Usando los métodos reconocidos por las autoridades, sólo un laboratorio puede facilitar resultados en ese sentido. De acuerdo con las investigaciones de Hulda Clark, el sincrómetro puede detectar trazas de polución, lo cual significa que las cantidades pueden ser demasiado pequeñas para detectarse en laboratorio. El sincrómetro no ofrece resultados cuantitativos acerca de las sustancias contenidas en el producto. Eso sólo puede obtenerse en un laboratorio. El testaje de saliva o de personas no constituye un diagnóstico. Puede llamarse testaje bioenergético. Este sistema de medición no está relacionado con la medicina ortodoxa occidental y por tanto, a efectos de dicha medicina, no tiene relevancia ni reconocimiento.